El Poder del Salmo 91
Considerada como la oración de protección más poderosa, el salmo 91 (atribuido al Rey David) es uno de los 4 que según los manuscritos del Mar Muerto se utilizan para realizar exorcismos y alejar la oscuridad.
Los salmos, son un conjunto de 5 libros de poesía hebrea contenida en el Antiguo Testamento. Se han utilizado tradicionalmente en las liturgias y vienen a ser como alabanzas a Dios. Lo que quizás no está tan extendido es que los salmos originales se utilizaban como oraciones para realizar sanaciones a nivel energético, ya que están escritos de tal forma que sus palabras ayudan a subir la vibración sea un lugar o una persona. Hay varios autores que relacionan algunos salmos con sanaciones concretas de problemas a nivel físico y muchas veces se acompañan de un ritual que apoya la sanación (Ver el libro “El Milagroso Poder de los Salmos”)
Lo que todos los autores coinciden es que el Salmo 91 es uno de los más especiales cuando se pronuncia en voz alta y con presencia. Este Salmo no necesita ningún tipo de ritual, ya que en sí mismo contiene todo y se puede utilizar para protección recitándolo en alto y siendo consciente de sus palabras. Se ha usado en limpiezas de personas, lugares y objetos, también como protección contra la oscuridad y las desgracias.
Hay muchas traducciones de este salmo en castellano y realmente la máxima fuerza la tiene el original en Hebreo, el simple hecho de poner el salmo en Hebreo detrás de la puerta del hogar constituye una protección para que no entren energías oscuras. De hecho en los rollos del Mar Muerto uno de los pergaminos ya hablaba de este salmo como unos de los más poderosos y dicho texto está datado del siglo I.
Dejo la traducción que más me gusta de todas las que me he encontrado (extraído del Libro de los Salmos de Editorial San Pablo), y también el original en hebreo (extraído del libro “El Milagroso Poder de los Salmos”) que se puede usar para llevar encima o poner en casa para protección.
SALMO 91
Tú que habitas al amparo del Altísimo
y vives a la sombra del Omnipotente, di al señor:
“¡Refugio mío, alcázar mio, Dios mío, confío en tí!”
Él te librará de la red del cazador y de la peste mortal.
Te cubrirá con sus plumas y debajo de sus alas te refugiarás.
Su brazo es escudo y armadura.
No temerás el terror de la noche, ni la flecha que vuela de día,
ni la epidemia que camina en las tinieblas,
ni la peste que devasta a mediodía.
Caigan a tu lado mil y diez mil a tu derecha,
a tí no te alcanzará.
Basta con que mires con tus propios ojos,
para que veas el salario de los malvados,
porque hiciste del Señor tu refugio
y tomaste al Altísimo como defensor.
La desgracia nunca te alcanzará,
ninguna plaga llegará hasta tu tienda,
pues ha ordenado a sus ángeles que te guarden en tus caminos.
Te llevarán en sus manos, para que tu pie no tropiece en la piedra.
Caminarás sobre serpientes y víboras, pisarás leones y dragones.
“Yo lo libraré, porque se ha unido a mí.
Lo protegeré, pues conoce mi nombre.
Él me invocará y yo le responderé.
Con él estaré en la angustia.
Lo libraré y lo glorificaré.
Lo saciaré de largos días, y le haré ver mi salvación.”