Las fuerzas invisibles
En las enseñanzas ocultas de Moisés que aparecieron en el libro del Génesis, aparece el concepto del Árbol del Conocimiento en el jardín del Edén. En él se incluía toda la Sabiduría necesaria para la evolución del ser humano.
Los Esenios añadieron a este árbol el concepto de la Angelología, se le conocía como el “Árbol de la Vida Esenio”. Para ellos, los ángeles eran las fuerzas que creaban todo el Universo y mantenían en movimiento y equilibrio la Creación.
También sabían que a pesar de pertenecer al mundo Invisible, estas fuerzas eran una Fuente inagotable de vitalidad y el ser humano se veía beneficiado cuando se ponía en contacto con ellas. Sabían que según en la medida que se usaran, así avanzarían en su evolución individual en cuerpo y espíritu. Al mantener la armonía con ellas su vida prosperaría en todos los aspectos.
Estas energías están directamente conectadas a la Fuente y por lo tanto tienen la esencia más pura energéticamente hablando. Imagínate que el Sol es la fuente y cada uno de los rayos solares son los ángeles que salen de la propia fuente directamente. Es algo similar.
La explicación de que esto sea así, es porque las energías que componen y mueven el universo son las mismas que nos componen a nosotros.
Ellos además además tenían conocimiento de las leyes universales que enunció Hermes Trismegisto y conocían una máxima sacada de esas 7 leyes que dice:
“Donde se pone la consciencia y la intención, allí va la energía….”
Es decir, si conscientemente hacemos el ejercicio de conectar con estas fuerzas y abrimos nuestra percepción, sin juicios, sin expectativas… podemos obtener un re-equilibrio en todos nuestros planos porque la energía se mueve en esa dirección.
Esa es la razón de las comuniones Esenias con los ángeles. Ellos no consideraban a los ángeles como si fueran seres que conceden deseos al ser humano. Simplemente lo que hacían es conectar con estas energías que son las encargadas de mantener el equilibrio del Universo de una manera consciente.
Además, entendían que estar en armonía con las fuerzas del Padre Celestial y la Madre Terrenal debía ser la actividad más importante del ser humano en la vida.
Las características de cada una de las diferentes fuerzas estaba muy clara para ellos y sabían lo que significaba cada fuerza en la vida de cada individuo y cómo debía ser utilizada. Cada fuerza celestial tiene una fuerza terrestre que le corresponde y cada fuerza terrenal un poder celestial correspondiente.
Estas fuerzas celestiales y terrenales correspondientes que están representadas en el Árbol de la Vida esenio están colocadas en diagonal la una de la otra, una encima y otra por debajo del tronco. Una línea trazada entre dos fuerzas que se corresponden pasan directamente a través del ser humano en el centro del árbol.
Así conseguían no que los ángeles vinieran a ellos o conectaran con ellos (como suele ocurrir en la creencia tradicional o popular). Si no al contrario, ir ellos en busca de las fuerzas tanto de la materia como del espíritu e integrarlas en si mismos. Esto conseguían hacerlo con una evocación muy simple pero muy potente a la vez, de una forma determinada en el que se abrían a que esas energías entraran en sus centros receptores.
Esta es la principal diferencia entre las comuniones esenias y el resto de enseñanzas sobre los ángeles: Ellos no pedían, si no que se abrían a la que energía con la que estaban trabajando viniera a ellos, hacían de receptáculos de esas fuerzas.
Es algo parecido a rezar y meditar:
“Rezar es hablar y decir al Universo lo que tiene que hacer.
Meditar es escuchar al universo y abrirse a lo que tiene que decirnos.”
Partiendo de que no tenemos ni idea de nuestro plan de alma, los aprendizajes que hemos venido a realizar ni las experiencias que hemos venido a vivir, no tiene ningún sentido pedir que las cosas sean de una u otra manera. En el momento que encontramos el equilibrio interno con esta práctica y nos alineamos con la Vida, nos hacemos cocreadores conscientes de nuestra propia realidad.
Cosa que ahora mismo es lo que necesita la humanidad para el salto evolutivo y de consciencia en el que estamos inmersos.
Visto así ¿qué actitud te parece más coherente: hablar tu o escuchar al Universo?
Si quieres integrar de una forma práctica esta enseñanza en tu vida y conseguir un hábito que ayude a equilibrarte física, mental y emocionalmente échale un ojo al taller donde te enseño paso a paso con audios guiados durante 7 días a cómo hacerlo.