Nada importa realmente (tanto)
No se si has escuchado alguna vez esta frase. Parece una frase sin más, sin embargo tiene en su significado una sabiduría profunda y transmite un mensaje muy consciente para quienes saben entenderlo.
Como diría Freddy Mercury al final de su Bohemian Rhapsody:
“Nothing really matters… anyway the wind blows….”
(Nada importa realmente…de todas formas el viento sopla…”)
Yo además me he tomado la libertad de añadirle el “tanto” al final porque solemos agrandarlo todo de sobremanera, como dice Rafael Santandreu: solemos terribilizarlo todo, y es el tema está en reconocer la sabiduría de esta frase de manera que entendamos a que se refiere exactamente.
Ya lo decían los Esenios, LAO TZE en el libro del TAO, Buda, Jesús… muchos grandes maestros y seres conscientes… El camino de la conciencia pasa por darme cuenta de que no soy capaz de controlar absolutamente NADA en mi vida, de hecho ni mi propio corazón, ni mi respiración… Soy respirado, y mi corazón late por un pulso que sucede sin yo querer que suceda. Nada tampoco me pertenece: ni mi cuerpo, ni mis pensamientos, ni lo que “yo creo ser”: mi personalidad…, ni siquiera mi vida, ya que todo nos ha sido prestado por un tiempo.
Todo lo anterior es cierto, no me cabe duda… aunque me cueste reconocerlo algunas veces, pero entonces…
¿hay algo que me pertenezca realmente? ¿Algo que yo pueda controlar?
Bueno quizás hay una cosa que depende sola y exclusivamente de mi y que puedo hacer:
Lo que hago con lo que sucede en la VIDA… Como reacciono a los acontecimientos que me suceden… Ya lo explicaba muy claramente el maestro de justicia esenio y la verdad es que cuando lo he integrado en mi vida, me tomo todas las cosas como el título de este artículo: No me preocupo tanto, porque entiendo que al final… nada importa tanto.
Y con esto no estoy haciendo apología del pasotismo, ni quiero quitarle importancia a los sucesos de la vida, he de ser responsable de mi vida y mis acciones… lo que quiero decir, o así lo entiendo yo, es que gran parte de las veces, malgasto mi energía preocupándome por cosas que no importan tanto: me irrito, me enfado, me agobio, me asusto, me deprimo… en situaciones en las que no puedo hacer nada, salvo darme cuenta de que no puedo hacer nada.
Entonces si no puedo hacer nada, porque me sigo dando con el látigo… ¿es que tengo adicción a sufrir? Es posible… pues si es así contra eso: CONCIENCIA… El único momento que existe es ahora, ¿me merece la pena envenenarme con emociones, preocuparme de mala manera sin darme cuenta de que estoy tirando por tierra el único momento que existe?
En esto consiste verdaderamente meditar, en estar observando y vivenciando las cosas, siendo un testigo… sin enrredarme ni identificarme con nada. Jesús ya lo dijo claramente: “Hay que estar en el mundo, sin ser del mundo…” De esta forma conseguimos darnos cuenta de lo que quiere decir esta frase, uno de los 4 acuerdos de la sabiduría Tolteca también hace alusión a ella: “No te tomes nada, como algo personal… ” De esta manera el personaje del EGO, (la mente que todo lo quiere controlar) no se siente en la obligación de arreglar lo que pasa y no se echa peso encima al ver que no puede.
Este mensaje lo transmiten muchas personas al final de sus vidas, cuando miran cara a cara a la muerte y entregadas a ella, llenas de la experiencia de sus vidas y la conciencia que surge de ellas, pronuncian las sabias palabras que parecen un secreto a voces:
Nada importa realmente tanto… No merece la pena preocuparnos por tantas cosas banales…