Un gato, es un gato.
Hay momentos en los que tal vez una persona se da cuenta de que la vida que tiene, no le satisface, no le llena…no le encuentra sentido a levantarse por la mañana o incluso que los días van pasando sin pena ni gloria.
No se si te identificas un poco con esta situación, pero le pasa a muchas personas con las que hablo en mi día a día. Personalmente he tenido varias crisis existenciales, por eso conozco de primera mano la sensación de ¿Que hago yo aquí?
Es cierto que no todo es de color de rosa y si lo es, durará un tiempo. Aunque hay que saber que los nubarrones también se irán, dicen que después de la tormenta llega la calma…
Y quiero aclarar que no estoy hablando de cuando ocurre alguna situación concreta que pueda ser difícil o dura, como una muerte cercana. Es más bien una sensación interna sin que haya pasado “nada”. Es un desasosiego, un sentimiento de desubicación… ¿que estoy haciendo mal en la vida? ¿Por qué me siento decaid@, sin ganas de nada? Quizás lo tengo todo… pero aun así hay un gran vacío interior.
Me gustaría analizar más en profundidad el origen de estos estados “grises” porque cuando entiendo como se origina, soy capaz de salirme de ellos más rápidamente.
El “problema” de conducir desde atrás.
En el Diseño humano se habla de una metáfora muy gráfica para encuadrar el “problema”. Consiste en un vehículo conducido por un chófer que sabe el destino y el itinerario y un pasajero que no tiene ni idea de dónde va, ni por donde. Extrapolado al Ser humano, al conductor se le relaciona con una parte de nosotr@s que está conectado con la vida (monopolo mágnetico) que sabe donde va, y por que caminos. Al pasajero se le relaciona con la mente, que está diseñada para muchas cosas, pero no para conducir el vehículo puesto que no sabe el destino ni conoce el itinerario.
Cuando el pasajero / mente es el que toma el volante de la Vida, la persona llega una y otra vez a los mismos lugares… debido a los condicionamientos mentales y la capacidad reactiva que tiene la mente según ha sido programada.
Dicho de otra forma: cuando utilizo mi mente para querer resolver situaciones o tomar decisiones importantes en mi vida, antes o después el resultado suele ser perderme de mi mismo. Y de hecho esa sensación de vacío que comentaba al principio, está originada por la deformación que produce la mente sobre quien soy yo:
Yo no soy quien creo ser,
por eso no vivo realmente desde lo que soy…
Por eso vuelvo a repetir, una y otra vez, que el trabajo para conocerme es el descondicionamiento mental. Y para ello, la única opción es darme cuenta de cuando me meto en la mente y con sus filtros distorsiono mi realidad.
Ahora si: Un gato es un gato…
El humano, es el único ser Vivo que no vive su verdadero SER… lo hace tal y como le dice su mente que tiene que hacerlo. Casi nunca está conforme consigo mismo, busca ser otra persona (que no es y nunca será) y se compara constantemente con los demás. Y los animales que son los grandes Maestros de la humanidad, nos enseñan como se vive verdaderamente, a cada instante.
Por ejemplo un gato, es un gato. Siempre lo es… No vive como si fuera un perro o un águila. No se queja por no tener la capacidad de volar o la fuerza de un bisonte. El gato sabe cuales son sus capacidades y sus debilidades. Sabe cuando saltar, luchar o huir… porque se conoce profundamente y esto hace que esté constantemente en coherencia consigo mism@.
El gato simplemente es, lo que es…
sin pretender ser nada más que un gato.
Vive cada momento siendo 100% un gato y haciendo lo que hacen los gatos. El gato cuando tiene hambre viene a buscar comida. Cuando quiere que le de mimos, viene a que lo acaricie. Cuando se cansa, se va y si insisto y el no quiere, me araña…para que lo deje tranquilo. Es fiel a sí mism@ y en cada momento decide lo que quiere como gato, el tema aquí, es que no lo hace desde la mente, lo hace desde su Ser.
He oído a lo largo de mi vida a muchas personas que no les gustan los gatos y los tachan de “traicioneros” o que “pasan de los dueños” y van a lo suyo. Sin entrar en juicios personales sobre la opinión de cada quien, hoy por hoy entiendo que eso que hacen los gatos es lo más sano, para estar SANO.
En contraposición, el humano para empezar no sabe dónde va ni por que caminos. No sabe ni quien es verdaderamente… no conoce sus capacidades profundas ni sus debilidades. Le han dicho desde pequeño como debía ser y se lo ha creído. Más tarde no se ha preocupado de conocerse profundamente, simplemente ha seguido aceptando eso que le dijeron que era. Se puede vivir así un tiempo, dependiendo de la fortaleza física, mental o emocional que se tenga.
Y entonces llega un momento…que peta, se desploma. La vida me para de golpe y me da la GRAN OPORTUNIDAD de darme cuenta de que quizás estoy nadando a contracorriente de mi mismo, forzándome más allá de mis límites o siendo alguien que no soy.
Cuando “lo tengo todo” y no siento plenitud, quizás es bueno que revise si realmente vivo coherentemente conmigo mismo. Y las nubes negras de las que hablo son la luz del cuadro de mando que se enciende para avisarme de algo, si lo ignoro quizás el coche se pare o se incendie.
“Nosce te ipsum“
En el templo de Apolo en Delfos (Grecia), había una inscripción que traducida dice: “Conócete a tí mísmo”
Este templo está fechado en el s.IV a.C, y se sabe que no fue el primero hubo al menos uno más antiguo del s.VI a.C. El tema es que los sabios griegos de la época: Heráclito de Éfeso, Tales de mileto, Pitágoras, Sócrates… ya sabían que ese es uno de los secretos de la “vida consciente” y ellos lo llevaban a cabo hace más de 2500 años.
Nosotros hoy por hoy, lo hemos olvidado… nos hemos despistado con las luces del exterior, como moscas que se quedan hipnotizadas y han aprovechado para que estas y otras enseñanzas cayeran en el olvido, o se quedaran como frases bonitas para tatuarse.
Aquí hay otra, con un segundo paso “más complicado” si cabe, que también proclamaban estos sabios a los cuatro vientos:
El que se conoce a sí mismo es poderoso.
El que se acepta a sí mismo es invencible.
La cuestión es que todo este trabajo requiere un esfuerzo: lo primero es conocerme “de verdad”… y luego estar consciente para que no me salten los automáticos de la mente, dejar de autoengañarme, saber desde donde tomar mis decisiones y asumir mi responsabilidad… entre otras cosas. Todo el mundo no está dispuesto a ello y está perfecto, pero cuando llegan las nubes negras no queda lugar para las quejas, tenemos muchas herramientas para ello. Si siempre hago lo mismo, siempre conseguiré los mismos resultados, ¿no?
Como conclusión, los animales nos enseñan a darnos cuenta de como actuamos en la vida y desde donde lo hacemos. Nos dan la oportunidad de conocernos mediante su observación y su forma actuar en cada situación. Se cuidan y miran por ellos, porque se conocen y saben lo que es sano y lo que no. Lo curioso de esto verlo y aplicarlo a nuestra vida, cada uno a la suya y ver si nos funciona… Recordemos que la experiencia del viaje es personal y de cada un@, pero sinceramente es mejor dejar conducir al chófer que al pasajero, ¡al menos se vive más relajado!
Una vez escuché a Eckhart Tolle decir algo que me confirmó mis sospechas:
He vivido con varios Maestros ZEN,
todos ellos gatos.