Las experiencias incompletas
Es bastante obvio que con las experiencias que vivo adquiero sabiduría. Pero es mucho más importante para mi a niveles profundos, cómo vivo esa experiencia que lo que realmente sucede en ella.
La vida me lleva… y si soy consciente me voy dejando llevar por ella, sin forzarme demasiado, sin nadar a contracorriente. De todas formas no sé que tiene reservado para mi este tiempo/espacio que me han regalado.
Si me conduce por un camino ancho y luminoso con un terreno llano, sin demasiados obstáculos ni agujeros, disfruto de ello mientras dura, alegrándome por poder vivir esa experiencia.
Si me dirige hacia un abismo donde hay un desfiladero estrecho lleno de piedras y se vuelve sinuoso, oscuro y empiezo a tener miedo e inseguridad… pero es el único que hay y al pasarlo voy a llegar a otro lugar distinto… entonces ¿que hago?
Tengo varias opciones aunque al analizarlas están creadas en la mente… en el pensar, y pensando normalmente no resuelvo nada, aunque parezca que si.
Como puedo vivir las experiencias.
A mi mente siempre le gusta creer que puede controlar algo, aunque no sea así… Para entender como funciono de manera profunda y lo que hay detrás de ello, voy a ver como reacciono frente a lo que estoy experimentando:
– Como me da miedo ese camino, me bloqueo, me paralizo y no entro… me quedo parado.
– Hago como el que no tiene ni miedo e inseguridad, me fuerzo para no sentir nada de eso.
– Entro con mi inseguridad, dándome cuenta de que estoy asustado, pero no por ello me paralizo.
No sé realmente si existen más opciones a esta encrucijada aunque para el ejemplo que quiero poner, estas tres son las más básicas y esenciales a las que todo humano tiende.
Este es un caso que puedo extender a muchas situaciones de la vida y la única opción real y sana para mi, es la última. No estoy diciendo que sea fácil, no estoy diciendo que haya que hacerlo de forma rápida y decidida… pero si que la experiencia de traspasar esa situación, como pueda, como sepa, a mi ritmo… Porque cómo vivo las experiencias es lo más importante para mi a niveles profundos y las experiencias incompletas me marcan de forma negativa.
No es tan fiero el león…
Antonio Blay en sus enseñanzas explicaba que hay tres tipos de experiencias: positivas, negativas e incompletas. Y lo que más daño me hace es dejar incompleta una experiencia que siento que quiero vivir, pero evito realizar por lo que puede pasar en ella (puede ser algo desagradable). Lo que ocurre aquí, es que hay un impulso de energía, un empuje interno que al no hacerlo acto se estanca y provoca desequilibrios en alguno de los planos que me componen… y esto llega a ser fatídico por la sensación que se me queda de mi, conmigo mismo… y todo esto ocurre a nivel mental.
Así que la premisa en este caso podría ser la siguiente cuando tengo miedo de hacer algo:
«Quiero hacerlo y tengo miedo… Así que lo haré… con miedo, pero lo haré.»
Lo sano es hacerlo con plena conciencia interior de lo que siento en cada momento, darle el lugar, reconocerlo y hacerlo a mi ritmo, sin paralizarme. Entonces entenderé de manera profunda el refrán popular: «No es tan fiero el león, como lo pintan…»